El Mundo de la Energía
Jueves 25 Abril 2024 10:20:28 PM

Rafael Ramírez: “Para Rosneft se hizo insostenible el costo político y económico de apoyar a Maduro”

Ramírez: “Quevedo está despedido y él todavía no se ha dado cuenta” (Foto PDVSA)

Por Andrés Rojas Jiménez

El ex ministro de Petróleo venezolano, Rafael Ramírez, considera imposible que el gobierno de Nicolás Maduro pueda recuperar al sector de los hidrocarburos y culpa al mandatario de la escasez de gasolina. “Desviaron el dinero de las inversiones para el mantenimiento de las refinerías”, afirma.
Asegura que ya Petróleos de Venezuela (PDVSA) no vende su producción y la extracción de crudo solo se utiliza “para pagar deudas del Gobierno”. También sentencia que la entrada de Manuel Quevedo a la empresa implicó la militarización de la corporación, y menciona que la comisión que designó el presidente Nicolás Maduro para la recuperación de la industria revela los enfrentamientos que hay por el control de la compañía.
“Quevedo está despedido y él todavía no se ha dado cuenta. Hay una pugna por el control de PDVSA y la comercialización de la poca producción entre la gente de Quevedo, la gente de Tareck El Aissami, William Ruperti, muchas manos de privados y aventureros”, asegura.
Califica de ilegal el traspaso de activos de Rosneft a una empresa controlada en su totalidad por el Kremlin, al igual que la ampliación de la participación en la empresa mixta Petromonagas y la licencia de gas en el proyecto Mariscal Sucre.    
“¿Hasta cuándo Igor Sechin iba a seguir apoyando a Maduro sin ningún beneficio cambio?”, se pregunta el ex funcionario. “Para Rosneft se hizo insostenible el costo político y económico de apoyar a Maduro”, puntualiza.

-¿Cómo percibe el recorte de producción entre los miembros de la OPEP, Rusia y otros países productores, el cual tuvo algo inédito porque contó con el apoyo del presidente de los Estados Unidos?

-Yo tuve la ocasión de estar muy cerca de la 178ª reunión ministerial de la OPEP con carácter extraordinaria que se realizó el 6 de marzo. Pude hablar con algunos representantes.

-¿Se refiere a la reunión en la que no hubo acuerdo entre Arabia Saudita y Rusia y desató la guerra de precios?

-Correcto. No hubo acuerdo y puedo decir que el ambiente era de mucha confrontación entre estos dos países que son el segundo y tercer productor de petróleo del mundo. En aquel momento ya estaba en desarrollo la crisis del coronavirus y empezaban las restricciones y las medidas de aislamiento. Creo que estos dos países cometieron un error de cálculo al tomar la decisión de iniciar una guerra de precios en un momento que fue el peor para hacerlo. El día anterior a esa reunión, el crecimiento de la demanda de la OPEP se preveía en 900.000 barriles diarios y un día después se recortó a solo 60.000 barriles por día. El lunes posterior a la reunión comenzó el desastre con los precios del petróleo y durante todo el mes de marzo se dio el desplome de la economía mundial y de la demanda petrolera. Se ha llegado a estimar que pueda darse una caída hasta de 30%, es decir, estamos hablando de 30 millones de barriles día menos. La demanda mundial antes de que comenzara todo esto estaba en 99 millones de barriles por día.

-¿Cree que los sauditas y rusos se rigieron más por el objetivo de perjudicar a los productores de shale oil (petróleo de lutitas) de los Estados Unidos?

-Así lo declararon los voceros de la reunión y ese fue el argumento. Se hicieron la pregunta: ¿por qué iban a sacar su petróleo que era más eficiente si el de los Estados Unidos era más costoso? Esa fue la lógica y por eso fue que el ministro de Arabia Saudita, actuando un poco emocionalmente, anunció que iba a aumentar su producción e inundar el mercado de petróleo. Eso fue lo que pasó, se produjo el colapso de la demanda petrolera de un día para otro y vino la caída de los precios.

-¿Qué considera que se debió hacer?

-Los presidentes, jefes de Estado o gobierno de los países de OPEP han debido llamar y convocar una una reunión. Eso fue lo que hizo el presidente Hugo Chávez en 2008 cuando los precios cayeron abruptamente por la crisis financiera en los Estados Unidos.

-¿Eso no ocurrió ahora?

-No, pero hay que preguntarse: ¿Quién hizo esas llamadas entre presidentes?

-¿Quién?

-Increíblemente fue el presidente Donald Trump. Algunas personas se molestan porque yo diga esto, pero para analizar el mercado petrolero hay que tener los pies en la tierra y lo que está sucediendo es que Estados Unidos ahora actúa más como un país productor que como consumidor. Hoy día los Estados Unidos, gracias al shale oil, es el principal productor de petróleo del mundo con casi 13 millones de barriles diarios. El presidente Trump tiene montada una política y un objetivo para su reelección basados en dos elementos fundamentales: la recuperación de la economía y el empleo. Los dos pilares de su campaña política se han venido abajo si vemos que el desempleo está a punto de llegar a 20 millones de personas que han solicitado ayuda; y en ese escenario, el sector petrolero para Trump significa un motor importante de la economía estadounidense. Por tanto, ha sido Trump quien ha hecho las llamadas, llamó a Vladimir Putin y al príncipe saudita. Exigió esa reunión y amenazó con aranceles si no se realizaba. Finalmente se dio la reunión de la OPEP+ a principios de abril cuando se logró un preacuerdo de 10 millones de barriles por día, un recorte es sin precedentes. La última vez que tuvimos una crisis similar, fue en diciembre de 2008, cuando la OPEP en una reunión que se realizó en Orán (Argelia) tomó la decisión de recortar 4,5 millones de barriles diarios. El acuerdo de ahora es más del doble de aquel, pero ahora ocurre algo increíble e insólito porque México lo bloqueó porque no estaba dispuesto a reducir 400.000 barriles diarios.

-¿Por qué insólito o increíble?

-Lo digo porque se perdió la oportunidad de mostrar que había firmeza y unidad política en una decisión. Lo más extraño de esa posición de México, es que la secretaria de Energía, Rocio Nahle, le dio un parado al acuerdo y a la mañana siguiente el presidente Manuel Andrés López Obrador, en una rueda de prensa, dijo que sí lo aceptaría porque Estados Unidos pondría la parte que le correspondía del recorte.

-¿Qué lectura hace de lo ocurrido?

-Significa dos cosas. Primero, que el acuerdo OPEP+ no tiene la profundidad política que podría haber tenido si hubiera sido solo de la OPEP; y segundo, que el presidente Trump está haciendo todo lo que puede para lograr su objetivo, que aparentemente lo ha logrado o en todo caso ha hecho lo que pensaba que podía hacer. Los observadores del mercado petrolero tienen que darse cuenta de que aquí hay un factor estratégico que se ha venido incubando con el tiempo como es la debilidad de la OPEP, que no quiere decir que haya perdido vigencia; pero al mismo tiempo la necesidad que tiene el mercado mundial de regular la oferta, lo que termina por justificar la importancia de que exista una institución como la OPEP. Sin embargo, es evidente que hay una política deliberada y permanente de debilitamiento de algunos países productores como Irán, Irak, Argelia, el desastre de Venezuela y la invasión en Libia. En definitiva, hay un grupo de países que siempre fueron el contrapeso a la posición de las monarquías del golfo que lideraba Arabia Saudita y hoy están debilitados.

-¿A qué atribuye esa debilidad de Venezuela? ¿A la caída de la producción?

-La caída de la producción por supuesto que es importante porque si no se tiene nada que poner sobre la mesa, ¿qué carta se va a jugar? No importa lo que diga con ese nivel de producción. Pero además el ministro o los funcionarios que ha venido enviando Maduro no tienen nada que decir como ha ocurrido con Manuel Quevedo e igual cuando enviaron a Asdrúbal Chávez. Ni siquiera podían comunicarse con los demás ministros. Cuando nosotros estuvimos, teníamos el respaldo del presidente Chávez y a Venezuela se le escuchaba y respetaba, pero ahora a nadie le interesa lo que dice Venezuela, Irán tiene mucha fuerza política pero tiene las manos atadas por las sanciones, Argelia tiene muchos cambios por la situación política interna y Libia tiene hasta dos gobiernos. Eso produce que los países o las monarquías del golfo utilicen a la OPEP como una caja de resonancia y en  la organización se haga solo lo que diga Arabia Saudita. Por tanto, la OPEP tiene que plantearse una recuperación de su rol porque está tan débil que no puede hacer nada sola y necesita a Rusia.

-¿Eso nunca había ocurrido?

-Nunca. Nosotros en 2008 recortamos la producción, hicimos lo que debíamos hacer, nos reunimos de forma extraordinaria y no nos importó si Rusia nos acompañaba porque la OPEP tenía fuerza. Ahora Rusia y Arabia Saudita individualmente producen muchísimo petróleo y Estados Unidos se ha sumado como un país productor, el más importante. Ahora los intereses del mercado petrolero mundial están siendo dilucidados por tres grandes países productores: Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos, que han demostrado que se pueden poner de acuerdo, es decir, no es que están confrontados a muerte sino que en algún momento son capaces de buscar una coordinación y hemos visto ahora como el presidente Trump ha cumplido el papel de coordinador entre los tres. Eso es una realidad y hay que observarla porque ellos se han convertido en lo que se llama el swift producer, es decir, el grupo productor que puede cambiar o  no las condiciones fundamentales del mercado petrolero.

-¿Qué factibilidad hay de estabilizar el mercado petrolero en medio de esta brusca caída en la demanda?

-Si vemos lo que ha ocurrido con la oferta, observamos que han transcurrido dos meses de sobreabastecimiento y eso ha sido un error. Esperamos que eso se empiece a corregir el primero de mayo cuando entre en vigencia el recorte; y el otro es la demanda. ¿Por qué el precio del petróleo no subió inmediatamente? De hecho cayó y ha seguido cayendo.

-¿Por qué no sube y más bien bajó?

-Porque si la demanda va a caer en 20 millones de barriles diarios, obviamente el recorte de 10 millones de barriles es insuficiente y el recorte que hace la OPEP es gradual y encima está diciendo que está haciendo un sacrificio solo por dos meses, después lo reduce a 7 millones de barriles y así va gradualmente, es decir, están poniendo un plazo hasta donde se está dispuesto a hacer un sacrificios. Además, hay que recordar que los países del G-20 se habían comprometido o habían declarado que iban a acompañar el recorte de la OPEP+ con 5 millones de barriles diarios adicionales. Eso no sucedió.

-En Estados Unidos se argumente que el ajuste lo impondrá el mercado

-El mercado lo que quiere ver es una decisión política que le ponga fecha del recorte. No es que vamos a esperar que caiga la producción estadounidense como efectivamente va a ocurrir.

-¿En cuánto va a caer la producción de Estados Unidos?

-Se estima que en 2 millones de barriles diarios. El Departamento de Energía dice que Estados Unidos volverá a ser un país importador de petróleo, pero el mercado lo que necesita son decisiones actuales e inmediatas. El recorte de la OPEP+ es enorme pero insuficiente porque la demanda está muy baja y eso dependerá de cómo se profundice el problema económico mundial. A todo esto se agrega la acumulación de inventarios de petróleo. Cuando el precio está muy bajo, los grandes consumidores compran petróleo barato. China ha estado llenando sus reservas de petróleo barato, también las reservas comerciales de los países desarrollados de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y Estados Unidos está poniendo a disposición otra vez 77 millones de barriles que tienen sus reservas estratégicas, es decir, los almacenamientos están llenos de petróleo barato y para drenar esos inventarios va a costar mucho. Entonces para recuperar el precio del petróleo tiene que sostenerse un recorte importante y que se comience a reactivar la demanda, que depende del desempeño económico del mundo. Según el Fondo Monetario estamos en una recesión peor que la gran depresión de los años 30 del siglo XX. Cuando todo esto suceda, tienen que comenzar a drenarse los inventarios. Por tanto, la perspectiva del precio del petróleo es mala hacia el futuro, hacia el mediano y largo plazo.

-¿El precio bajo puede llegar hasta 2021 o 2022?

-Sí. Se está hablando hasta el año 2022. Estamos hablando de dos años  en las que muchas empresas saldrán de la operación, mucha la producción que se recortará porque es inviable económicamente, muchos los países que dependen del ingreso petrolero tendrán severos problemas económicos, políticos y sociales; y las inversiones se postergarán. Es el ciclo perverso de los precios bajos cuando no hay inversión y después suben porque no hay suficiente oferta de crudo. Entonces hay que estar muy atento a lo que pasa en el mercado petrolero porque se está moviendo muchísimo. Es el primer daño colateral del coronavirus.

PDVSA en la mira

-En ese contexto, ¿qué factibilidad le ve a Venezuela de recuperar producción?

-Muy mal porque el problema de PDVSA está en Miraflores. Estamos viendo nuevamente una caída de producción según fuentes secundarias, porque las de Venezuela ya no son confiables debido a que no hay información de nada en el país. La producción en marzo fue de 660.000 barriles diarios, una caída de 100.000 barriles con respecto a febrero. Si lo vemos en contexto, cuando yo dejé la empresa en agosto de 2014, estábamos produciendo 3 millones de barriles diarios promedio al año y desde entonces hemos visto una caída de 2 millones 430.000 barriles diarios. Eso es muchísimo.

-¿A qué se debe esa caída?

-A un problema de gestión, falta de inversión y decisiones inadecuadas. Cuando un yacimiento no se le hace el trabajo de mantenimiento, no se le hace la inyección de gas y de agua se le produce un daño que se mantiene en el tiempo.

-El presidente Maduro y el ministro Quevedo atribuyen esa caída a las sanciones que impuso el gobierno de Estados Unidos

-No es verdad. La producción comenzó a caer desde el mismo 2014; y a partir de 2017, cuando militarizaron la empresa, vino una debacle porque la entrada de Quevedo significó que la Guardia Nacional se puso al frente de la producción petrolera. No tengo nada contra la Guardia Nacional pero sus efectivos no saben nada de petróleo y lo han demostrado. El mismo Quevedo ha perdido más de un millón 100.000 barriles diarios durante su gestión. Ha sido un desastre y no hay manera de que eso se resuelva. PDVSA tiene el mismo problema de disfuncionalidad que el gobierno de Nicolás Maduro. No hay estructura, no hay decisiones, no hay recursos. Recuerdo cuando Maduro dijo que iba a suspender todas las contrataciones de una manera insensata. No le pasó por la mente que son 100.000 contratos al año, desde el hielo para una gabarra hasta un taladro. Es una cosa insólita. Después emprendió la persecución política y la razia en PDVSA. ¿A quién se le ocurre? Se llevaron presos a todos los gerentes. En consecuencia, la caída de la producción se debe a un problema estructural y no a las sanciones.

-¿La designación de una Comisión de Reestructuración y Recuperación de la Industria Petrolera es un contrapeso al ministro Quevedo?

-Obviamente es un acto desesperado de Maduro. Quevedo está despedido y él todavía no se ha dado cuenta. Quevedo solo pone la cara. En esa comisión metieron al ministro de la Defensa (general Vladimir Padrion) y las decisiones las está tomando Tareck El Aissami, que es un hombre de Nicolás Maduro.

-Uno de los objetivos de la comisión es recuperar la producción

-Lo que está haciendo esa comisión es preparar a PDVSA para entregarla y por eso he venido alertando sobre la privatización de facto. En este momento esa exigua producción la están haciendo son los privados.

-De esa producción que reporta la OPEP de 660.000 barriles diarios en marzo, ¿cuánto corresponde a empresas mixtas y cuánto es esfuerzo directo?

-De la producción actual, 105.000 barriles diarios son esfuerzo propio de PDVSA (16%), por contratos de servicios petroleros operados por privados son 106.800 barriles al día (16%); y a las empresas mixtas corresponde 449.000 barriles día (68%). Es decir, en 2020 el modelo impulsado por el gobierno es contrario a lo establecido en el ordenamiento legal del país. Vemos como PDVSA perdió la capacidad de gestionar su propia producción y eso ocurre por decisiones incorrectas, entre las que se encuentra la de designar a un arquitecto como vicepresidente de Exploración y Producción de PDVSA antes que se dieran los cambios que hizo la Comisión Presidencial que nombró Maduro en febrero.

-¿Ese vicepresidente lo propuso Quevedo?   

-Sí. Es un arquitecto que no sabe de petróleo. Eso no tiene ningún sentido. Normalmente en las organizaciones petroleras, el vicepresidente de exploración y producción es un hombre conocedor de la industria; y a eso se suma que en la CVP (Corporación Venezolana de Petróleo), que es la contraparte de los socios internacionales, antes de los cambios que también hizo la comisión, pusieron a un muchacho que era internacionalista. No hay interés del gobierno de Maduro en levantar la producción porque la está entregando. Por eso, el grueso de la producción está en manos de las compañías internacionales, es decir, los rusos con Gazprombank en Petrozamora y la nueva compañía rusa en Petromonagas, que sustituye a Rosneft pero no se sabe cuál. También sigue Chevron como un productor importante. ¿Les interesa a los rusos en este momento cuando están haciendo un compromiso de recortar su propia producción? Lo que les interesa es paralizar los barriles venezolanos.

La ida de Rosneft

-¿Qué lectura hace del anuncio de Rosnetf de irse del país?

-Para Rosneft se hizo insostenible el costo político y económico de apoyar a Maduro. Debe tomarse en cuenta que 40% de las acciones de Rosneft son de empresas privadas como British Petroleum y el Fondo de Inversiones de Qatar e inversionistas minoritarios. ¿Hasta cuándo Igor Sechin iba a seguir apoyando a Maduro sin ningún beneficio cambio? A Rosneft le dieron  todo lo que pidieron, le entregaron campos de gas natural del Proyecto Mariscal Sucre, le dieron exenciones fiscales y le aumentaron la participación en la empresa mixta Petromonagas de manera ilegal. Sin embargo, Sechin y Rosneft no tenían con quien trabajar, no tenían una contraparte técnica ni para preparar ni despachar el crudo ni para hacer las contrataciones. Rosneft tenía mucha presión para seguir soportando las sanciones sin obtener nada a cambio y le dieron los activos en Venezuela  a una empresa 100% propiedad del Gobierno ruso, lo que quiere decir que hubo decisión política que muestra que Vladimir Putin sigue apoyando a Nicolás Maduro.

-¿Ha tenido la oportunidad de conversar con Igor Sechin?

-Recientemente no porque estoy muy en desacuerdo con lo que Rusia ha estado haciendo en Venezuela. Yo antes que todo soy venezolano, para nada estoy contento con lo que han hecho. Eso nunca hubiera ocurrido con el presidente Chávez. Además, Rosneft no puede transferir sus activos, su participación y sus derechos de explotación a una empresa sin pasar por la Asamblea Nacional o por la aprobación del Poder Ejecutivo porque eso no está permitido en la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Todo eso que han hecho es ilegal, debe ser revisado.

-¿Qué pasará con la producción de las empresas mixtas donde estaba Rosneft?

-Ahora no hay quien produzca en esas empresas mixtas. Encima, Venezuela no solo tiene el problema que PDVSA cedió su participación y su capacidad de producción a los privados sino que también cedió la comercialización. Por eso hay una pugna por el control de PDVSA y la comercialización de la poca producción entre la gente de Quevedo, la gente de Tareck El Aissami, William Ruperti, muchas manos de privados y aventureros.   

-¿No fue Ruperti el que ayudó a PDVSA a conseguir el combustible durante el paro de 2002?

-Sí, claro cuando el sabotaje petrolero. Él se presentó a PDVSA, ayudó y bastó con eso. Eso es una cosa y otra muy distinta a que ahora sea el eje del comercio y suministro de PDVSA, es decir, ya PDVSA no tiene comercio y suministro. Eso está desmantelado y lo que hay es una cantidad de muchachos sin nivel ni experiencia y quien haga alguna denuncia se los llevan preso. Por cierto, debo decir que PDVSA no está vendiendo petróleo.

-¿Qué hace PDVSA con el petróleo?

-La poca producción que tiene es para pagar deudas del Gobierno como la que acumula por el gas natural que producen Repsol y ENI en Cardón IV, a una empresa mexicana free on board (libre a bordo) para traer camiones de agua, la deuda de Rosneft y a los chinos. Los que están vendiendo petróleo venezolano lo hacen para cobrarse una deuda que les debe el gobierno venezolano y con unos descuentos bárbaros como venía ocurriendo con el crudo Merey, que antes del colapso de precios, se estaba vendiendo a 8 dólares por barril.

-¿Descuentos de 30% o más?

-Claro. Debo recordar que este señor fiscal (William Tarek Saab) acusó al doctor Bernard Mommer de actos de corrupción y con esa excusa se cerró la oficina de fiscalización que estaba en Viena. Ahora no hay nadie en el Ministerio de Petróleo ni en el Gobierno ni en el país que sepa a cuánto se vende el crudo y no se utilizan los precios fórmula que nos costó establecerlos en los años 2005 y 2006. Han desmantelado todos los mecanismos de control y fiscalización, no hay producción propia, no hay manera que al país le vaya bien y encima con esta situación que se presenta con el coronavirus y la caída en los precios del petróleo.

El problema de la gasolina

-¿Los problemas que se presentan con la gasolina se originan en la explosión de la refinería de Amuay en agosto de 2012?

-Vi los reportes que publicó Petroguía y les iba a escribir porque eso no es así. Deben recordar que esa explosión, que fue un desastre, no afectó ninguna área de proceso de la refinería y eso fue una ventaja dentro de la tragedia. Se perdieron tres tanques de almacenamiento de 300.000 barriles cada uno, pero no se perdió nada de operación. Si nos ubicamos bien donde está ubicada la refinería, esa explosión sucedió hacia la parte de la ciudad, pero fuera de las áreas de proceso. De hecho yo estuve todo el tiempo dentro del bunker de esas áreas y por eso sé que nunca se afectaron, pero sí es verdad que perdimos capacidad de almacenamiento.

-Pero a partir de 2012 comenzó una caída en la actividad de las refinerías.

-No. Todavía hasta el año 2014 estábamos produciendo 1 millón 100.000 barriles diarios de productos. Nuestra capacidad es de 1 millón 300.000 barriles diarios.

-¿Eso fue antes que usted saliera del Ministerio de Petróleo y de PDVSA?

-Claro. Yo salí en agosto de 2014. Todavía ese año pudimos exportar ese año 406.000 barriles diarios de productos hacia los Estados Unidos, países del Caribe y Europa. A todas partes y el consumo interno era de 660.000 barriles diarios de combustibles. Esos números de la gasolina y el diesel están en los informes de gestión de PDVSA. Ese año la producción promedio de gasolina fue de 278.000 barriles día, 248.000 barriles de diesel, 187.000 barriles de fuel oil y otros productos 358.000 barriles. Esos son los números.

-El presidente Maduro atribuye el problema de la gasolina a las sanciones

-Maduro puede decir lo que sea. Siempre dice que son las sanciones, pero no es eso. Lo que ocurrió fue que desviaron el dinero de las inversiones para el mantenimiento de las refinerías. En el año 2013, invertimos solo en costos y gastos 1.535 millones de dólares más 2.681 millones de dólares de inversión, es decir, fueron cantidades enormes de dinero que metíamos cada año en las refinerías porque se trataba principalmente de atender el mercado interno. De hecho, la demanda  de combustibles subía en el país. Cuando se revisan los números de PDVSA, en 2015 la producción de productos cayó de 915.000 a 135.000 barriles día, y la mayoría era de fuel oil, porque cuando las refinerías no funcionan bien producen mucho fuel oil y menos de productos de calidad como gasolina o diesel. Por eso digo que no es verdad que esa situación se deba a las sanciones.

-¿Cuál es la verdad de la escasez?

-La forma como Maduro ha conducido las refinerías. Se llevaron preso a Jesús Luongo que es quien más sabe de refinación en el país, sacaron al señor Iván Hernández y hoy nuestro sistema de refinación está prácticamente paralizado. Las plantas de Puerto La Cruz y El Palito están técnicamente paradas y el Complejo de Refinación de Paraguaná (CRP que conforman las plantas de Amuay y Cardón) está al 10% de su capacidad porque no se le hizo mantenimiento. Si no se hace las inversiones ni las paradas de planta, la refinación se para u ocurre un accidente.

-El vicepresidente Tareck El Aissami dice que las sanciones impiden comprar aditivos en el exterior

-Eso tampoco es verdad. Esos aditivos se consiguen en China y en Rusia. ¿Qué aditivos les van a poner si las refinerías están paradas? Eso es tanto como decir que no se puede hacer un plato o una comida porque no se tiene salsa de soya y la verdad es que no funciona la cocina.

-¿Esa declaración del vicepresidente El Aissami no esconde más bien que no se puede importar gasolina?

-Claro. Ellos han venido importando gasolina y lo que hacen es decir verdades a medias, a veces porque no saben de lo que están hablando. Nosotros con el presidente Chávez sufrimos sanciones en 2010 por nuestra relación en la OPEP con Irán y todos eso aditivos los conseguíamos en todas partes fuera de Estados Unidos. En ese entonces nuestra producción no se paró ni tampoco las refinerías. La única vez que hubo una situación con la gasolina como la que se está viendo ocurrió durante el sabotaje petrolero de 2002 y 2003. Solo en ese momento hubo el colapso de las refinerías pero las recuperamos y lo hicimos en un mes. Nunca en mi gestión tuvimos un colapso del sistema de gasolina. Por eso digo que el coronavirus y esta especie de Estado de Sitio que le viene a Maduro como anillo al dedo. ¿Cómo va a salir la gente si no hay gasolina? Tiene la excusa perfecta. Están tratando desesperadamente de reactivar El Palito pero lo están haciendo canibalizando el CRP y eso no es así. Son tecnologías y equipos distintos. ¿Acaso quieren que se pierda el CRP?

-¿Qué se debería hacer para resolver el problema de la gasolina y del diesel a corto plazo?

-Tiene que darse un cambio de gobierno. Lo digo con responsabilidad porque Maduro no toma ni deja tomar decisiones. Maduro se mete en todo y se mete mal, se inmiscuye en las cosas. El presidente Chávez jamás se metió en las operaciones de PDVSA. Él me decía que me daba todo el recurso y el apoyo, pero comprendía que la parte operativa corresponde a los operadores y a los técnicos. En cambio, el señor Maduro, que no sabe nada de petróleo, pone a Tareck El Aissami, quien tampoco sabe nada de petróleo. Maduro o Diosdado Cabello piensan que pueden estar patoteando a la gente y no saben nada de esto. No es que yo sea la tapa de la Pepsi Cola pero es que arrasaron con todo el personal técnico y todo el conocimiento que había en PDVSA. Incluso, en algunas refinerías los trabajadores fueron quienes escogieron a la persona que les parecía que debía ser el gerente de esos complejos. Eso no es así. Con Maduro no hay manera de resolver esto.

-¿Comparte la propuesta que ha presentado la oposición?

-La solución no es privatizar PDVSA como dice Juan Guaidó en el Plan País. Eso es un refrito de la apertura petrolera. Eso se demostró que no funciona. PDVSA es una empresa que ha estado golpeada por esta salvajada, pero el petróleo está allí. En las refinerías hay que hacer un plan, un diagnóstico sobre cuál ha sido el daño, habría que aguantar un poco y recuperarlas. En el caso de las refinerías, me concentraría en el CRP, que es nuestro caballo de batallas, el más grande e importante, pero deben sacar de la cárcel a la gente que está presa y que se ponga al frente de eso, pero además se tienen que buscar los recursos.

-¿Cómo hace PDVSA si no tiene recursos financieros?

-Es un tema que se puede resolver, se pueden hacer fondos revolventes, fideicomisos para pagar las inversiones que sean con la producción incremental. Tenemos el petróleo, la capacidad y un sector privado nacional que está esperando para trabajar y socios internacionales, pero el problema político está bloqueando a PDVSA.

-Hay quienes sostienen que sale mejor importar gasolina que producirla en el país

-No es verdad y es insensato plantear eso. Cuando se hacen propuestas como esa hay que cazar quien está detrás de ese tipo de negocios y que intereses económicos escoden. Tenemos una capacidad instalada de 1 millón 300.000 barriles diarios. Eso es un activo del país. Sería absurdo botar por la ventana unos activos tan importantes como es nuestro sistema de refinación. Hay es que reestrablecerlo, al igual que se debe recuperar la capacidad que tiene PDVSA en el exterior de 2 millones 800.000 barriles diarios, que también pasan por el tema político y eso hay que resolverlo. Están las de Citgo, la de Cienfuegos que la entregaron o la Refinería Isla en Curazao.
Es más barato recuperar la capacidad de refinación y siempre hemos dicho que se le debe sacar valor agregado al petróleo, no solo vender solo crudo sino refinarlo y sacar productos. Por otra parte, desde el punto de vista estratégico no podemos estar dependiendo de importaciones .Esta gente de Maduro ha destruido la empresa y ahora dicen que la vendamos. Los que tienen que salir son ellos y nos corresponderá a nosotros reconstruir nuestra empresa. Es lo mismo con el país ¿lo van a vender? ¿Van a entregar a toda Venezuela?   
 

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PUBLICADO: 24 de abril de 2020
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